Esteban Lindor Alvarado, jefe del hampa de Rosario condenado a prisión perpetua, fue allanado el viernes pasado en medio de una tormenta institucional en su celda de la cárcel de Ezeiza. Se espera su indagatoria este lunes
El juez federal Ernesto Kreplak indagó este lunes a Esteban Lindor Alvarado, el capo narco de Rosario condenado a prisión perpetua que intentó fugarse en helicóptero del penal de Ezeiza el viernes pasado. La indagatoria fue realizada por Zoom. Un traslado hacia el Juzgado Federal N°2 de Lomas de Zamora que Kreplak encabeza estuvo fuera de cuestión. Que un comando sicario intente liberarlo en pleno viaje sería la más incómoda de las ironías. Alvarado se negó a responder preguntas, negó los hechos, dijo una serie de cosas genéricas, aseguran fuentes con acceso a la causa.
En todo caso, su silencio no cambia nada. La redada del viernes pasado a cargo de la División Operaciones Federales de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la PFA, tras una investigación de la PROCUNAR y de la fiscal Cecilia Incardona, incluyó la incautación de la aeronave Robinson R44 Raven -comprado en Paraguay y valuado en casi 250 mil euros- en un campo de Gualeguaychú cercano a una pista de fumigación, donde pretendía despegar.
También, allanaron un área en General Rodríguez, que era el supuesto punto de aterrizaje tras la fuga. Un soplón reveló el plan a la PROCUNAR a comienzos de este mes, lo que disparó el expediente: el delator entregó las fechas y las coordenadas. Así, accedieron a las conversaciones de WhatsApp del capo narco encerrado en la unidad residencial N°3 de Ezeiza, una serie de chats donde Lindor Alvarado -que usaba una foto de Al Capone de imagen de perfil- no dejó nada a la imaginación.
En esas conversaciones, a las que Infobae accedió en forma completa, el capo narco condenado por los delitos de narcotráfico y homicidio dialoga con un hombre al que apoda “Lobo”, su virtual jefe de logística. El 4 de marzo, Lindor Alvarado y su hombre mantuvieron la siguiente conversación.
-“Lobo”: Esta semana vamos a laburar al detalle, sabés…
-Lindor Alvarado: Sí, sí. ¿Querés que hagamos la red? Bien hecha, bien atada.
-“Lobo”: A mí me gustaría saber si aerodinámicamente no es perjudicial para nada, sería mucho mejor para la operación, pero de última. Lo estuvimos viendo ahí con el “Gringuito”, de bajar sin las puertas atrás y en los patines, ustedes suben, pegan el salto y se ve como que es viable también la operación, pero bueno, déjame que investigo un poquito lo de la red, más que nada por el tema aerodinámico.
“Gringuito” resultó ser Orpanessi, arrestado en la redada del viernes pasado. En las conversaciones, “Lobo” parece tener una idea muy clara del aspecto técnico de la situación. Los detalles para que nada falle corrían con su cuenta. Alvarado parecía tener una confianza ciega en él. Le comisionó realizar pagos en dólares, le envió videos de Youtube con aterrizajes de un helicóptero igual allanado, fotografías de la aeronave. Incluso, le mandó las coordenadas exactas de Google Maps del lugar donde debería aterrizar el helicóptero en General Rodríguez tras retirarlo del penal.
Hay dos misterios alrededor de la fuga que, tal vez, Lindor Alvarado podría haber respondido en su indagatoria de hoy. En las conversaciones, hay claras referencias a un segundo hombre que se iba a escapar con el capo narco. La identidad de “Lobo” se desconoce también. Su figura es significativa. Hay que ser un hampón de primera línea para atreverse a semejante plan.
El helicóptero, literalmente, iba a llegar al patio de recreo del penal, donde Alvarado y su amigo planeaban salir para permanecer unos pocos segundos al ras del suelo y luego partir, un taxi aéreo tumbero. La cancha de fútbol del módulo donde se encontraba era el posible punto de aterrizaje: Alvarado le envió a “Lobo” dos videos del lugar.
El plan suena delirante, pero en el mundo del hampa cualquier cosa puede ocurrir. ¿Podrían haber tenido éxito?
Una fuente clave en el entramado penitenciario asevera que Ezeiza, al menos en una época reciente, tenía un radar. La misma fuente asegura: “No creo que lo hubieran logrado. El helicóptero debe volar rasante por debajo de los 30 metros para no caer en el radar de Ezeiza. En épocas de alerta máxima por detenidos narco hubo situaciones por esta práctica. Hoy, el SPF no está en condiciones de repeler nada. Celebro que la suerte haya jugado a favor del Servicio”.
Y continúa con un detalle no menor: “Los patios no son el campo de deporte, aclaro. Cada pabellón de este módulo tiene su propio patio interno dónde los muchachos caminan, cuelgan la ropa, salen a tomar sol. El campo de deporte está en el medio del módulo y es el único espacio abierto donde podés mirar el cielo sin un barrote de por medio. Es decir, iban a meter el helicóptero adentro del módulo, literal”.
El operativo y los allanamientos en el penal de Ezeiza a la celda de Alvarado llegaron en medio de una tormenta perfecta. Para empezar, el dato de la fuga vino de los fiscales, no del Servicio Penitenciario Federal.
Desde 2021 que la PROCUNAR insiste en reformar el aparato de inteligencia, desmantelado desde 2020 por María Laura Garrigós de Rébori. El reclamo hoy es acompañado por la Asociación de Magistrados y el procurador interino Eduardo Casal.
Siete días antes de encontrar el helicóptero, la PFA, en otra investigación de la PROCUNAR, había allanado a “Guille” Cantero y a otros miembros de la cúpula de Los Monos, acusados de conducir su organización por medio de celulares. Las oficinas administrativas del penal de Marcos Paz, donde se encuentra Cantero, rival de Lindor Alvarado, fueron allanadas en medio de sospechas de corrupción de penitenciarios.
En el mismo día del hallazgo del helicóptero, un comunicado oficial aseguró que el Ministerio de Justicia -del cuan dependen las cárceles federales- solicitó que el SPF participe en la mesa de trabajo a cargo de la PROCUNAR.